El periodo del cólico infantil puede resultar especialmente angustiante tanto para el bebé como para los padres. Los lloros prolongados y frecuentes, la sensación de impotencia y el cansancio acumulado pueden hacer que los días se vuelvan interminables.
Para calmar al bebé con cólico es esencial contar con un conjunto de estrategias respaldadas por la ciencia y la experiencia de familias de todo el mundo. Este artículo ofrece un plan de acción claro y práctico para entender qué es el cólico, descartar posibles causas médicas, aplicar técnicas de calma inmediatas y elegir alternativas de distracción seguras.
Cada consejo se ha estructurado con base en investigaciones y recomendaciones pediátricas, garantizando un enfoque objetivo, útil y respetuoso con el desarrollo de tu bebé. Al final encontrarás además información actualizada sobre recursos digitales, estudios recientes y recomendaciones de estilo de vida que complementan estas pautas.
Por lo general, el cólico comienza alrededor de las dos semanas de edad, alcanza su punto máximo entre las seis y ocho semanas y suele mejorar entre los tres y cuatro meses. Saber que esta fase tiene un inicio y un fin aproximados puede brindar consuelo y perspectiva, incluso cuando cada noche parezca más difícil que la anterior.
A lo largo del texto, aprenderás a combinar medidas simples —desde el uso de envoltura hasta técnicas de cuidado piel con piel— con ajustes en la rutina diaria para reducir el estrés y mejorar la calidad de vida de toda la familia.
QUÉ ES EL CÓLICO Y CUÁNDO APARECE
El cólico infantil se caracteriza por episodios de llanto aparentemente incontrolable en un bebé que está sano y bien alimentado. La definición más aceptada es: llorar al menos tres horas al día, al menos tres días a la semana, durante un periodo de tres semanas o más. A este conjunto de criterios a veces se le llama la “regla de los tres” y sirve para diferenciar el cólico de llantos ocasionales o de otras condiciones médicas.
En la práctica, los episodios suelen comenzar alrededor de las dos semanas de vida, llegar a su punto más intenso entre las seis y ocho semanas y disminuir entre los tres y cuatro meses. Esta progresión temporal permite saber que, aunque extenuante, el cólico infantil es un fenómeno transitorio y forma parte del proceso de adaptación del sistema digestivo y nervioso del bebé.
Es fundamental recordar que el llanto excesivo del cólico no implica problemas de alimentación, alergias o enfermedades específicas, siempre y cuando un profesional de la salud haya descartado otras causas.
Este dato aporta tranquilidad a los cuidadores, ya que indica que, en condiciones normales, la base del llanto está relacionada con la inmadurez corporal y la necesidad de encontrar estímulos calmantes. Conocer estos datos nos prepara para implementar soluciones eficaces con un entendimiento claro de lo que está sucediendo en el bebé.
DESCARTAR POSIBLES CAUSAS MÉDICAS Y DE ALIMENTACIÓN
Priorizar la evaluación profesional es el primer paso antes de aplicar cualquier técnica de alivio del cólico. Si el bebé llora excesivamente, conviene descartar problemas médicos, digestivos o de nutrición que puedan confundirse con el cólico. Para ello, es recomendable:
Visita al pediatra: Un examen completo permite identificar alergias alimentarias (por ejemplo, a la proteína de la leche de vaca), intolerancias (como la lactosa), reflujo gastroesofágico u otras condiciones que generan dolor abdominal. El profesional evaluará el crecimiento, el patrón de evacuaciones y descartará infecciones.
Consulta con un asesor de lactancia: En vertidos de leche materna, un mal agarre o una succión ineficiente puede conducir a ingestión de aire y gases. Un especialista ayuda a mejorar la técnica de amamantamiento, alinear la postura y mantener un flujo adecuado de leche.
Control de fórmulas: Si el bebé es alimentado con leche de fórmula, se puede probar un cambio a una fórmula hipoalergénica o antirreflujo bajo supervisión médica. Estos cambios pueden reducir la irritación gastrointestinal.
Registro de síntomas: Llevar un diario de llanto, tomas, evacuaciones y posibles desencadenantes (alimentos ingeridos por la madre lactante, ambientes ruidosos o estrés familiar) facilita el diagnóstico y la comunicación con el pediatra.
Además, durante este proceso es fundamental mantener la hidratación y la nutrición adecuada tanto de la madre como del bebé. La madre que amamanta puede complementar su dieta con alimentos ricos en fibra y mantenerse bien hidratada, mientras que en fórmulas de leche es crucial respetar las concentraciones indicadas.
Solo cuando estas causas han sido descartadas, podemos estar seguros de que el llanto prolongado obedece al cólico y proceder a aplicar técnicas de alivio sin comprometer la salud del bebé.
TÉCNICAS DE CALMA QUE RECREAN EL ENTORNO UTERINO
Recrear el ambiente de acogida dentro del útero materno es una de las estrategias más eficaces para calmar al bebé con cólico. A continuación, tres métodos comprobados:
- Swaddling o envoltura: Consiste en envolver al bebé con firmeza pero sin apretar en una manta o saco tipo swaddle. Este método limita los movimientos bruscos de brazos y piernas que pueden sobresaltar al recién nacido, mientras genera una sensación de contención y seguridad.
- Además, al mantener al bebé abrigado, se favorece la regulación de su temperatura corporal. Para aplicarlo correctamente, despliega la manta en forma de rombo, coloca la espalda del bebé sobre la mitad superior y cruza un lado sobre el cuerpo, asegurándolo bajo su lado opuesto. Luego dobla el extremo inferior hacia arriba y envuelve el otro brazo.
- Contacto piel con piel: Coloca al bebé con pañal directamente sobre tu pecho desnudo y cúbrelo con una manta ligera. El calor de tu piel y el sonido de tu corazón brindan confort y contribuyen a estabilizar la temperatura, el ritmo cardíaco y la respiración. Este contacto íntimo favorece la liberación de oxitocina, reduce los niveles de cortisol y mejora la capacidad del bebé para autorregularse y reducir el dolor.
- Sostener en brazos: Aun cuando no esté envuelto ni en contacto directo con la piel, abrazar al bebé reproduciendo la contención uterina funciona muy bien. Sujeta al bebé con el torso apoyado en tu pecho, comprimiendo suavemente sus brazos y piernas contra tu cuerpo.
- Caminar o mecerte mientras lo sostienes intensifica la sensación de movimiento en el vientre, ayudando a disminuir la irritabilidad. Existen varias formas de sujeción (posición de balón de fútbol americano, posición de cuna invertida, posición de porteo frontal), cada una adecuada a las preferencias del bebé y del cuidador.
Cada una de estas técnicas puede emplearse de manera aislada o combinada, dependiendo de la tolerancia del bebé. Experimenta con cada método hasta identificar cuál reporta más alivio en cada episodio de llanto.
RUIDO BLANCO COMO HERRAMIENTA DE RELAJACIÓN
El ruido blanco es un sonido constante que reproduce todas las frecuencias auditivas a igual volumen, imitando el murmullo que el bebé escuchó en el útero. Esta uniformidad sonora funciona como una cortina que bloquea ruidos impredecibles y bruscos del entorno, evitando sobresaltos y sobreestimulación.
Para emplear el ruido blanco de manera efectiva, puedes optar por una máquina específica o usar aplicaciones móviles que ofrezcan grabaciones de calidad. Ajusta el volumen a un nivel moderado (no superar 50 decibelios) y ubica el dispositivo a una distancia de al menos un metro del bebé. Un hilo de voz continua, como un “shhh…” rítmico o el sonido de un ventilador, también puede cumplir este propósito sin necesidad de equipos electrónicos.
Entre los beneficios del ruido blanco destacan una reducción de la irritabilidad, una disminución de los episodios de llanto y un mejor inicio del sueño nocturno. Estudios han demostrado que los recién nacidos expuestos a ruido blanco duermen más tiempo y se despiertan con menor frecuencia. No obstante, conviene limitar su uso a periodos breves dentro de rutinas establecidas para evitar dependencia.
Combinar el ruido blanco con alguna de las técnicas de contención—como el swaddle o el contacto piel con piel—potencia su efecto calmante, proporcionando un entorno multisensorial de bienestar que facilita la relajación del bebé y ayuda a los padres a gestionar los momentos de cólico.
SUCCIÓN: UN CALMANTE NATURAL
La succión es una de las respuestas más instintivas de los bebés y actúa como un poderoso mecanismo de autorregulación y consuelo. Al succionar, el bebé libera endorfinas y otras hormonas relajantes que alivian el estrés y favorecen el sueño. Esta reacción puede aprovecharse de varias maneras:
- Ofrecer un chupete aprobado: Debe ser de silicona médica y con diseño anatómico que permita un agarre natural. Introducirlo suavemente entre los labios del bebé puede interrumpir el llanto y calmarlo.
- Uso del dedo limpio: Si no cuentas con chupete o prefieres no usarlo de forma continua, un dedo bien lavado puede servir como alternativa. La sensación es similar y la proximidad de tu calor corporal puede resultar incluso más reconfortante.
- Alimentación en racimos: Durante las fases más agitadas del día, el bebé puede requerir tomas más frecuentes. Permitir sesiones de lactancia prolongadas no solo satisface su necesidad de succión, sino que incrementa la producción de leche materna, garantizando un adecuado suministro.
- Aunque la alimentación en racimos puede fatigarte, recuerda que suele ser temporal y fundamental para tranquilizar al bebé.
Precauciones: La succión excesiva puede llevar a problemas dentales a largo plazo o crear dependencia al chupete. Observa las señales de saciedad y retira el chupete cuando el pequeño muestre satisfacción.
Si optas por la alimentación en racimos, mantente bien hidratada y descansa lo posible para sostener la producción de leche. Integrar la succión como parte del plan de calma ofrece un recurso inmediato, natural y estable, ideal para episodios de llanto y nerviosismo propios del cólico.
DISTRACCIÓN Y CAMBIO DE ESCENARIO
Modificar la rutina y ofrecer estímulos diferentes puede interrumpir el ciclo de llanto y ayudar a calmar al bebé. Las siguientes opciones de distracción combinan elementos sensoriales, de movimiento y de descanso:
- Canto y baile suave: Tu voz es un instrumento pacificador. Canta canciones de cuna o tararea melodías tranquilas mientras sostienes al bebé y te balanceas. El ritmo y la proximidad de la voz materna o paterna crean un ambiente de seguridad.
- Baño tibio: Un baño con agua templada estimula los sentidos con la sensación del agua y el sonido del grifo. Mantén la luz tenue para evitar sobreestimulación y acércate al bebé con calma. El tacto suave de la esponja y la sensación de flotación suelen inducir la relajación.
- Masaje relajante: Emplea un aceite neutro o uno con aroma suave (lavanda diluida). Realiza movimientos circulares en espalda, brazos y piernas con presión ligera, siguiendo siempre el sentido de la circulación. El contacto manual refuerza el vínculo y libera tensiones musculares.
- Paseo en coche o en cochecito: El movimiento regular del vehículo o del cochecito estimula el sentido vestibular. Conduce a velocidad moderada o recorre un entorno tranquilo al aire libre. El cambio de escenario y la visión de la naturaleza sirven como distracción visual y auditiva.
- Mecedora o columpio: Colocar al bebé en una mecedora con balanceo suave reproduce el vaivén uterino. Muchos modelos incluyen música o juguetes integrados que pueden captar su atención momentáneamente.
Es recomendable alternar estas técnicas según la respuesta del bebé, combinándolas con envoltura, contacto piel con piel o sonido constante. Un enfoque variado ofrece más posibilidades de éxito para calmar los episodios de llanto propios del cólico.
QUÉ EVITAR: QUIROPRÁCTICA EN BEBÉS
Al buscar remedios rápidos para el cólico, algunos recurren a la quiropráctica pediátrica. Sin embargo, esta práctica no cuenta con respaldo científico sólido y presenta riesgos potenciales que es mejor evitar:
- Evidencia insuficiente: Las investigaciones sobre la eficacia de las manipulaciones quiroprácticas en bebés son limitadas y se basan principalmente en testimonios o estudios de caso aislados.
- Fragilidad anatómica: Los huesos y articulaciones de los recién nacidos aún están en formación y sus tejidos blandos son muy delicados. Ajustes inadecuados pueden provocar lesiones, dislocaciones o fracturas inadvertidas.
- Formación especializada: No todos los quiroprácticos cuentan con capacitación en pediatría. Esto implica un riesgo mayor de aplicar técnicas inapropiadas para la edad y el tamaño del bebé.
Alternativas seguras: En lugar de la quiropráctica, conviene optar por recursos de bajo riesgo y alta efectividad, como las técnicas de contención, el contacto piel con piel, la succión o el ruido blanco. Estas medidas son menos invasivas y cuentan con respaldo de la comunidad médica y de estudios científicos.
INFORMACIÓN ADICIONAL Y ACTUALIZADA
Para complementar las técnicas clásicas y mejorar el seguimiento del cólico, considere estos recursos y hallazgos recientes:
- Seguimiento digital: Aplicaciones como Huckleberry, Baby Tracker o Sprout Baby permiten registrar las horas de llanto, sueño y tomas del bebé. Un historial detallado facilita la identificación de patrones, la comunicación eficaz con el pediatra y la toma de decisiones informadas.
- Probióticos específicos: Estudios han señalado el beneficio de Lactobacillus reuteri DSM 17938 en la reducción de la duración y frecuencia del llanto en bebés con cólico. Consulte con el pediatra antes de iniciar cualquier suplemento.
- Masajes con aceites naturales: Emplear aceites de lavanda, manzanilla o almendra dulce, siempre diluidos y probados en pequeña zona de la piel, puede potenciar la relajación durante el masaje. La aplicación habitual (una o dos veces al día) favorece la liberación de tensiones y mejora el sueño.
- Dieta de la madre lactante: Algunos bebés reaccionan a compuestos de la leche materna derivados del consumo excesivo de lácteos, cafeína o alimentos flatulentos (col, legumbres). Llevar un registro de alimentos y observar cambios en el comportamiento del bebé puede ayudar a ajustar la dieta materna.
- Grupos de apoyo online: Comunidades respaldadas por profesionales —por ejemplo, foros de la Academia Americana de Pediatría o grupos certificados— ofrecen un espacio seguro para compartir experiencias, recibir recomendaciones y despejar dudas.
Integre estas herramientas con los seis consejos descritos para obtener un enfoque integral que reduzca el estrés familiar y favorezca la tranquilidad y el descanso tanto del bebé como de sus cuidadores.



